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El capitán Nemo
La isla que habitó nadie* Francisco de León Para Marco Machuca. Debo el curso de esta travesía a mi buen amigo y colaborador Marco Machuca.
Y es que, en una sola pregunta pudo revelar un elemento que si bien, a la
vista del algunos puede resultar obvio, fue para mí no sólo nuevo, sino una
fuente extraordinaria de imaginerías e interpretaciones: “¿Has notado que
muchos de los viajes iniciáticos en la obra de Verne, comienzan con un viaje
fallido?” Y es cierto, al detenernos a pensar en las constantes de las
novelas del oriundo de Nantes, es posible descubrir que nuestros aventureros
en turno, se habían embarcado en misiones muy distintas de aquellas que han
de ser el verdadero motor de su historia, muy distintas de sus verdaderas
Odiseas: Así por ejemplo, en Veinte mil
leguas de Viaje Submarino, Aronax y sus compañeros zarpan en el Abraham
Lincoln sin saber que su destino se encuentra ligado íntimamente a un
submarino de nombre Nautilus. También en Los
hijos del Capitán Grant, la aventura comienza con un naufragio. Y es este
el caso, entre otros tantos, del texto que nos reúne hoy: La Isla Misteriosa. En las primeras líneas, vemos a nuestros protagonistas: el
ingeniero Ciro Smith, su fiel sirviente el negro Nab, el periodista Gedeon
Spilett, el marino Pencroff, el joven Harbert y el perro Top; huyendo (en un
globo aerostático) de su prisión de guerra en Richmond, Virginia. Pero su
huída, el huracán que los arrastra son sólo la prueba de inicio, el reto
real, el universo por descubrir y conquistar, será la isla a la que los
crueles vientos, como una especie de hado, los han llevado. Isla, como se
verá en el transcurso del relato, pródiga en alimento, en metales, en zonas
habitables y tantas otras virtudes que los personajes requieran. Pero la isla
(posteriormente llamada Lincoln) es ante todo, un lugar repleto de misterio;
pero misterio bien habido. La isla, descubren sus nuevos colonos (como ellos
mismos se auto nombran) parece escucharlos y ayudarlos. Sin explicación
aparente ocurren pequeños milagros: Ciro Smith, aparece en una playa (sano y
salvo y junto a una protectora fogata) luego de que sus compañeros lo
creyeran muerto durante el naufragio; aparecen de la nada cabras y otros
animales ideales para servir de alimento, aparecen también armas de fuego que
servirán para la caza y, posteriormente, para defenderse. Pero no todo es obra del milagro, sino
también fruto del esfuerzo, los colonos, bajo la guía de Smith, desempeñaran
diversos oficios que les ayudarán a llevar su existencia en la isla:
alfareros, albañiles, labradores y otros muchos. La novela se divide en tres partes. En la primera veremos a
nuestros viajeros desempeñar las labores que ya he citado, además de
identificarse con el nuevo mundo que les rodea, explorando cada resquicio de
su nuevo hogar y lo que es más importante, le darán nombre, lo cual valida su
existencia, les da la posibilidad de existir en un mundo que existe familiarmente
en las concepciones de su colectividad. En la segunda, el tema central es el descubrimiento y rescate de un
náufrago que se encuentra en una isla cercana. El marino Ayrton, abandonado
en la isla Tabor doce años antes de que nuestros protagonistas lo salven, es
una inclusión muy interesante pues sus motivos de vida son muy distintos a
los de Ciro Smith y su grupo. Ayrton está purgando sus crímenes, ha sido
obligado al exilio en Tabor a causa de ellos. Pero en la isla Lincoln, el
marino ha recibido una nueva oportunidad, su valor humano será puesto a
prueba en más de una ocasión y saldrá bien librado. Su condena será al fin
cumplida. Sin embargo es la tercera parte la que da su sentido a toda la
obra, la que libera a todos los fantasmas y secreto (o mejor dicho al
fantasma y todos sus secretos) de la Isla Misteriosa. Se descubre al fin a
quien pertenecen el oído atento y la mano salvadora. Mano que, si bien fiel a
la costumbre de Verne, no tiene nada que ver con lo sobrenatural, sí
pertenece a una leyenda, misma que lleva por nombre Capitán Nemo. Esta es la gran revelación La
isla misteriosa, la solución final a un rompecabezas que comenzó con Veinte mil leguas de viaje submarino: ¿Cuál
fue el destino final del Nautilus y de su Capitán? Y no sólo eso, sino que
nos aclara el origen de este aventurero cuyo nombre significa Nadie (Sí, con
mayúsculas). Su aparición es de apenas unos cuantos capítulos, no más de
cinco, y sin embargo es la presencia más importante de la novela, incluso
cuando no está ahí. Según el propio Nemo lo afirma, ha decidido ser factor vital en la
supervivencia de los náufragos convertidos en colonos porque desea resarcir
el daño que ha hecho en el pasado y por su anhelo de contacto humano en su
último retiro. Sin embargo, nosotros como lectores, emulando a nuestros
protagonistas, no podemos juzgar los actos de este hombre que, incluso en su
decadencia se muestra grandioso. Y como todo héroe de su talla (y precursor de tantos), Nemo nos
relata su origen, mismo que lo conducirá inevitablemente a cumplir con un
destino que lo separa de los seres comunes: Desde los diez años hasta los treinta, el príncipe Dakar, dotado de cualidades superiores, de gran corazón y mucho talento, se instruyó en todas las cosas, y en las ciencias, en las letras y en las artes llevó sus estudios hasta las más distantes y elevadas regiones. El
príncipe Dakar viajó por toda Europa. Su nacimiento y su fortuna hicieron que
frecuentase la sociedad, pero las seducciones del mundo no lo atrajeron
jamás. Joven y hermoso, permanecía serio, triste, devorado por la sed de
aprender, y por un resentimiento implacable que ocupaba su corazón. De este fragmento, y barajando un poco los conceptos empleados por
Joseph Campbell en su ya célebre e indispensable estudio el héroe de las mil caras, podemos argüir varias cuestiones: en primer lugar, el héroe en su mundo
ordinario, al cual se niega, pues sabe que su destino no está en la
superfluidad de los placeres comunes, sino que está en el conocimiento, conocimiento
que lo puede llevar a realizar las ansias de libertad de su pueblo. De hecho
si vamos un poco más allá y nos ponemos juguetones con la interpretación, se
vuelve destacable el tiempo que llevó la formación de Nemo (de los diez a los
treinta años), la edad en que culmina nos remite en más de un sentido al
Cristo. Además su odio y su motivo central ya tiene rostro, su Némesis mayor
es mostrado sin lugar a dudas: el imperio Británico cuyo yugo oprime a su
pueblo. Ahora bien, pudiese ser esta isla, ubicada en un punto en medio de
la nada, una Ítaca provisional y silenciosa para nuestro héroe.
Imposibilitado de volver a la tierra que le vio nacer, sin deseo de volver a
formar parte de una sociedad que lo ha condenado, se encierra en este
apéndice del planeta (la cueva más remota), ideal para su retiro solitario
(condición propia de los de su estirpe heroica). Isla que además ha de servir
como el mejor sepulcro para el héroe, su desaparición, su sensible ausencia,
le otorgan su calidad de mito, el mejor homenaje que el héroe puede recibir.
Es justo pues, que este lugar de lugar de habite ahora a quien le habitaba. Pero si hay una cualidad que lo convierte en el antecesor
definitivo de futuras figuras heroicas (o antihéroes), es su pesimismo. La
construcción del Nautilus, el arribo a la isla son causa de dicho pesimismo.
Nemo sueña con un mundo ideal, pero duda que los hombres sean capaces, debido
a su desmedida ambición, de llevarlo a cabo. La deuda de personaje literarios como el Capitán Alatriste de
Arturo Pérez Reverte y de tantos otros extraídos de las páginas, es
indudable. Finalizo parafraseando el final de Moby Dick a manera de invitación
al viaje en la lectura de la novela: Y los que sobreviven, lo hacen para relatar las aventuras vividas… ____________________ * Texto escrito para ser leído en
la Biblioteca Nacional de México, dentro del curso “Invitación al viaje.
Diálogos de Julio Verne con el cine”, organizado por el Instituto
de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM y Cadáver exquisito, celebrado en junio y julio de 2005. |
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Copyright, 2005. Publicación trimestral de
Cadáver exquisito. Todos los derechos reservados.
Próxima actualización, enero de 2006.