Gracias al miedo, nuestros ancestros fueron capaces de reconocer la amenaza, el dolor, la posibilidad de desaparecer del planeta. El rayo que se anunciaba primero en la vista y el oído y después descendía con energía inmisericorde; la piedra en la mano del agresor; el rugido del carnívoro en el silencio de la noche eran formas del miedo, pruebas de la existencia de elementos intrusos en lo conocido, lo benéfico, lo armónico.

         Nombrar la desesperación es trascenderla, escribió Lautréamont. Lo mismo puede afirmarse del miedo. Los niños reunidos alrededor de la hoguera que escuchaban el cuento sobre la niña de caperuza roja devorada por un lobo, aprendían en lejanos tiempos a defenderse de esa y otras amenazas reales. El miedo es la primera de las emociones humanas, dijo uno de sus grandes maestros. Con el paso del tiempo, ha sido posible aprender a curarnos del miedo, e inclusive a disfrutarlo.

          Desde hace varios años, los que conformamos este grupo hemos desarrollado, de manera constante, una serie de actividades cuyo objetivo común es el estudio del horror y la fantasía en sus diversos enfoques y géneros artísticos, mediante coloquios, ciclos de conferencias, talleres, exposiciones, obras de teatro. Ahora es nuestro propósito continuar con nuestras actividades, pero de manera más amplia y sistemática. 

          El “cadáver exquisito” fue una de las numerosas aportaciones de los surrealistas. Grandes exploradores del inconsciente, el humor negro y otras formas de la subversión –“la belleza ha de ser convulsiva o no ser”-, crearon este juego literario consistente en armar un texto colectivo, doblando la hoja de papel justamente en el lugar de la línea del escriba anterior. El resultado era semejante al del monstruo de Víctor Frankenstein: una creación formada por fragmentos diversos, provenientes de distintas formas de enunciación y concepciones de la realidad.

         Tal espíritu es el que anima a nuestro círculo de estudios. Sin eliminar el indispensable e irrenunciable carácter lúdico que exige una actividad semejante, Cadáver exquisito aspira a ser un caos organizado, un proyecto interdisciplinario en el cual participan escritores, cineastas, actores, dramaturgos, artistas plásticos y todos aquellos profesionistas, estudiosos y creadores que coinciden en que “la oscuridad es otra luz”.   

 

Vicente Quirarte

 

 

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Próxima actualización, enero de 2005.