En las páginas de la historia de México se han escrito capítulos llenos de gloria. Nuestro país, bordeado por océanos, atravesado por sierras y ríos, ha sido testigo de movimientos independentistas y revolucionarios, de luchas en defensa de la identidad y del territorio. Muchos han sido los hombres y mujeres arengados por el fuego que inspira uno de los valores más elevados: el amor por la Patria.

 

Una de las figuras más sobresalientes es la de Don Benito Pablo Juárez García. Mucho se ha escrito sobre su pensamiento y su quehacer político al ser uno de los responsables en la constitución de nuestro país como República.

 

Sin embargo, poco sabemos de su infancia y no es mucho lo que  los historiadores nos dicen sobre este periodo de su vida. Por fortuna, muchas cosas las podemos inferir gracias a teorías como la que sostiene la corriente psicoanalítica, que señala que las características que distinguen a un ser humano adulto, comienzan a tomar forma desde sus primeros años.

 

Jorge Luis Borges acuñó el término “poema conjetural” para designar al juego de la imaginación sustentado en un número limitado de elementos históricos.

 

En este sentido, “El niño Juárez” pretende mostrar esa etapa de la vida del gran estadista y republicano que merece ser resaltada, pues no debemos dudar que desde sus más tiernos años sembró en sí mismo la semilla de la curiosidad, el heroísmo, la entrega, la perseverancia, los ideales de igualdad y libertad, del ansia por crear paisajes distintos y mejores para él y para su Patria.

 

El presente montaje intenta, además de rendir un muy modesto homenaje a tan admirada figura, acercar al público de todas las edades al héroe de una manera sencilla, didáctica y divertida, lejos de cualquier formalidad para propiciar la curiosidad por conocer.

 

Cadáver exquisito y Teatro Gótico vuelven a unir sus esfuerzos con la compañía de títeres y marionetas Titirimundi. Gracias al atractivo diseño de los personajes y la producción, el público en general -pero sobre todo el infantil- se sentirá atraído por esta puesta en escena.

 

La historia será presentada a través de la tradición teatral de las marionetas y en ella los espectadores conocerán al niño Benito, al perro Palomo, al tío Bernardino, a doña Tomasita, a la Bruja Cantarina de la Laguna, al padre Antonio Salanueva y José Trinidad, soldado del ejército insurgente. También conocerán a un borreguito de cara negra y a un borreguito gordo que con el resto del rebaño serán guiados por Benito cuando van a pastar.

 

En la puesta en escena Palomo y los borregos hablan con Benito, pues en el mundo fantástico de los niños todo es posible. El niño es el artífice de un universo hecho de magia y fantasía, donde sólo tienen acceso quienes están dispuestos a seguir sus reglas, tal como sucede en los cuentos de hadas.

 

Un recurso más de la puesta en escena es la incorporación de otro elemento fantástico, el cual le permite al niño desarrollar sus facultades sociales e imaginativas. El encuentro de Benito con la Bruja Cantarina de la Laguna representa un rito de paso en su formación, tal como lo describe Joseph Campbell. Este acercamiento con los territorios fantásticos es sugerentemente posible, si atendemos a la investigación de campo que realizó Ralph Roeder en San Pablo Gueletao, donde documenta las creencias locales en una bruja que habitaba en el centro de la laguna y que era la responsable de la desaparición de pastores y rebaños. Adicionalmente, Roeder recaba entre los ancianos de la región el relato que afirma que el niño Juárez se quedó dormido cierta noche de tormenta en las inmediaciones del lugar y consiguió, por algún motivo, escapar del apetito de la bruja.

 

En suma, “El niño Juárez” ofrece un rico alimento a la imaginación infantil  y permite al niño profundizar y consolidar cualidades valiosas de la personalidad, como la nobleza, determinación y valentía. Una de las constantes del poder de la fantasía es que los niños, mejor que nadie, gozan con las aventuras de la imaginación, con esos hechos y personajes que los transportan hasta la sutil frontera que separa a la realidad de la fantasía, pues todo lo que es lógico para el adulto, puede ser fantástico para el niño.

 

 

Cadáver exquisito, Teatro Gótico y Titirimundi

presentan el montaje para marionetas en un acto

“El Niño Juárez”, de Ana Luisa Campos.

Dirección de Eduardo Ruiz Saviñón.

Con las actuaciones de Rosina Larrañaga y Horacio Merchant.

Con las voces de Horacio Merchant (Benito Juárez), Elena de Haro (Palomo), Ana Luisa Campos (borrego de cara negra y María Josefa), Roberto Coria (borrego gordito y Miguel), Gabriela Pérez Negrete (Doña Tomasita y la Bruja Cantarina de la Laguna), Guillermo Henry (Tío Bernardino y Antonio Salanueva) y Homero Matturano (José Trinidad).

Asesoría literaria de Vicente Quirarte.

Diseño de audio de Armando Matturano.

Tema musical “Campanitas de fiesta”, música de Guillermo Zapata y voz de Francisco Ocampo, a partir del poema de Roberto Oropeza Nájera.

Producción general del Grupo Titirimundi.

 

La obra está dirigida a todo público.

 

Duración aproximada: 45 minutos

 

 

 

 

______________________________

*Actualmente se presenta en el Teatro Rosario Castellanos de Casa del Lago Juan José Arreola de la UNAM.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Copyright, 2005. Publicación trimestral de Cadáver exquisito. Todos los derechos reservados.

Próxima actualización, enero de 2006.