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¡Feliz cumpleaños, Batman! 15 años con la obra de Tim BurtonRoberto Coria* “Todo el mundo ama a los
héroes. En cierta manera todos tenemos un héroe en nuestro interior. Nos
ayuda a actuar con honestidad, nos da fortaleza, nos ennoblece y llegado el
momento nos permite morir con dignidad, aún cuando a veces para mantener su
firmeza tenga que renunciar a lo que más quiere. Incluso a sus sueños”, dice en una estupenda película una anciana a su atribulado
sobrino, y le ayuda a redefinir su causa. La mujer, llamada May Parker, hace
una afirmación sabia. El héroe es una figura especialmente apreciada en todas
las culturas. Desde la mitología clásica hasta la tradición histórica, los
héroes han sido fuente de inspiración para la gente de todas las épocas. Al igual que personajes como Hércules o Sansón, el cómic,
hoy llamado Noveno Arte, nos ha suministrado de una nueva forma de figura
mitológica que ha constituido todo un género: el superhéroe. Algunos de estos
modernos titanes, de la misma manera que sus precursores clásicos, surgieron
del matrimonio del cielo y la tierra: como el Mesías de cualquier
religión, Superman tiene un padre
terreno (el Sr. Kent, de Smallville) y un padre celestial (Jor-El, de Kripton), aunque estructuralmente su omnipotencia lo aproxime más
a la figura de Zeus, soberano del cielo. Otros, por el contrario, proceden de
la oscuridad: al igual que Hades, señor del inframundo y de los diamantes, Batman se mueve en las tinieblas
gracias al goce de la fortuna heredada por sus padres muertos. Estéticamente, y como explica Román Gubern en su ensayo
El discurso del cómic, los
superhéroes se caracterizan por la perfección anatómica según los cánones
grecolatinos. Pero más allá de su representación visual, estos personajes de
ficción exaltan los valores más luminosos del ser humano: la templanza, la
lealtad, la entrega, la compasión, el sacrificio, la sed de justicia y
libertad. El superhéroe se ha integrado ya al imaginario
colectivo del hombre y su influencia se ha extendido a prácticamente todas
las manifestaciones artísticas. El cine no podía se la excepción. De hecho la historia
del cine y el cómic se desarrollan de manera paralela. Algunos estudiosos
coinciden en que ambos nacen formalmente en 1895, aunque el origen del cómic
puede remontarse a la tradición narrativa mediante imágenes que se remonta a
las pinturas rupestres y que desenlazará hasta la aparición formal de la
primera historieta en Norteamérica que integra ya el texto en el interior de
los dibujos o viñetas. Suele señalarse a la tira cómica The Little Bears de James Swinnerton, publicada en el San Francisco Examiner en 1892, como
la precursora de este medio. El cómic, alianza de la imagen y la palabra, posee un
lenguaje muy similar al de la cinematografía (encuadres y angulaciones,
puntos de vista, códigos de movimiento, gestualidad, etc.), así que no debe
extrañarnos que sus caminos se crucen como lo hemos visto en abundancia
recientemente. En sus primeros días el cómic poseía un carácter
inminentemente cómico (de ahí su nombre en el idioma inglés). Buscaba
retratar los altibajos de la vida cotidiana buscándole el lado amable. De ahí
el éxito de tiras cómicas como Down in
Hogan´s Alley de Richard Outcoult, que debuta el 7 de julio de 1895 en el
periódico New York World de Joseph
Pullitzer. Gracias a su protagonista The
Kid (posteriormente The Yellow Kid)
comenzó a establecerse una división genérica en las tiras cómicas. Se creó
así el llamado kid strip,
posteriormente el family strip y el
girl strip. Como la flor que crece en el pantano, el arte florece en momentos
especialmente difíciles. En 1929 ocurre la famosa caída de la Bolsa
norteamericana que da origen a la llamada Gran Depresión, una de las crisis
económicos más devastadoras de la historia. Este mismo año surgió en el cómic
la vertiente llamada illustrational
strip, que significa una notable evolución estética y tiene como
principales exponentes a Harold Foster y Burne Hogarth con su adaptación de Tarzán, y a Dick Calkins con Buck Rogers. Posteriormente las tiras cómicas evolucionarán a un formato de
publicación periódica llamado comic-book,
facilitando la elaboración de relatos de varias páginas en una sola entrega,
poniendo fin a la narración serial de cuatro viñetas que concluía con un
frustrante “continuará...”. Dentro de esta nueva forma conocida como comic-book será de capital importancia la figura del Mayor
Malcolm Wheeler-Nicholson (1890-1968), militar retirado, aventurero y
escritor, que creó en 1935 la editora New York Company (conocida hoy como DC Comics) y lanzó al mercado la
revista New Fun, the big comic magazine.
Con una trayectoria empresarial complicada, el Mayor Wheeler Nicholson lanzó
varios títulos más New Fun comics, More Fun comics y New adverture comics. En las páginas de sus revistas se daban
cita espías, aventureros, aviadores, policías e incluso adaptaciones de la
literatura universal. Al borde de la bancarrota, la empresa (ahora a cargo de
un veterano del negocio llamado Jack Liebowitz), decidió lanzar un título
más, Action Comics, que
representaría el éxito comercial tan anhelado. Resulta que un par de jóvenes
de Cleeveland, el escritor Jerry Siegel y el dibujante Joe Shuster, habían
creado años atrás un nuevo personaje que ofrecieron en varias partes sin
tener suerte. Se trataba de un superhéroe. Este había llegado al escritorio
de Sheldon Mayer, editor del McClure Newspaper Syndicate, quien lo rechazó y
propuso a Jack Liebowitz de DC Comics.
Este lo envió a su editor Vincent Sullivan para que lo evaluara y de
inmediato de dijo que comprara los derechos. Esta es sin duda una de las
decisiones más sabias de la historia. De este modo, Superman
cruzó el cielo por primera vez en el número 1 de Action Comics en junio de 1938. Y la respuesta sin precedentes
que obtuvo hizo que la empresa se abocara de inmediato a la búsqueda de
nuevos héroes. Es así como surgió Batman. Todo comenzó hace 65 años en la ciudad de Nueva York. Superman tenía poco más de un año en
circulación y gozaba de excelentes ventas. El editor Vincent Sullivan encomendó a un joven dibujante de 18 años
llamado Bob Kane que crease un nuevo personaje para satisfacer la creciente
demanda de superhéroes. Kane era un ferviente lector de libros acerca del
origen de las cosas, y precisamente de ahí vino su primera influencia para la
concepción de su nuevo héroe. Cuando tenía 12 o 13 años se topó con un libro
sobre la obra de Leonardo Da Vinci, y quedó maravillado con la ilustración de
una máquina voladora que el artista italiano había creado 500 años atrás.
Esta mostraba a un individuo con unas enormes alas de murciélago, y ostentaba
una inscripción que decía “su pájaro no debería tener otras alas que no
fueran las de un murciélago”. Su segunda influencia fue la película de 1920 The mark of Zorro, protagonizada por la leyenda del cine Douglas
Fairbanks. El actor personificaba a un aburrido aristócrata durante el día,
pero por las noches se convertía en El
Zorro. Ocultaba su rostro tras una máscara y salía de su cueva montado en
su brioso caballo negro, para lucha a favor de los oprimidos. La tercera inspiración fue la sombría película de 1930 The Bat Whispers, con Chester Morris
interpretando a un villano llamado Boston
Blackie, que vestía un disfraz de murciélago para cometer fechorías.
También fue importante la atmósfera de otras famosas películas de la época,
como Drácula (1931) de Tod
Browning, estelarizada por Bela Lugosi. Kane también se inspiró en héroes de la radio y de las novelas pulp, una forma literaria de gran
popularidad en la década de los veintes y treintas. En los libros pulp, que recibieron su nombre por
estar impresos en papel de baja calidad hecho con pulpa de madera, se
desarrolló un género de gran popularidad, el relato detectivesco o hard boiled. Escritores como Raymond
Chandler y Dashiell Hammet retrataron la sordidez del bajo mundo en historias
donde sus duros detectives combaten el crimen en las calles, enfrentándose a
la miseria, la corrupción y el vicio. Este género literario va a marcar el
estilo del llamado Film Noir de los
años cuarentas. Y en la línea detectivesca no podemos dejar de mencionar a Dick Tracy, el intrépido policía
creado por Chester Gould, quien combatía a una grotesca galería de gangsters empleando
artefactos de alta tecnología, como su popular reloj de mano. En el pulp también surgieron héroes como el
magnate Richard Wentworth, quien se
disfrazaba como The Spider, un
héroe que combatía el crimen y marcaba a los criminales con el símbolo de la
araña oculto en su anillo. También está el aventurero Lamont Cranston, quien por las noches se convertía en The Shadow. Otro caso es el de Doc Savage, un científico que poseía
habilidades sobrehumanas. Y finalmente encontramos a Breet Reid, editor y dueño del diario The Sentinnel, que por las noches se convertía en el Avispón Verde. Bob Kane envió sus primeros bocetos al escritor Bill Finger, con
quien había trabajado anteriormente en un cómic llamado Rusty and his pals. Finger es el héroe desconocido en el
desarrollo de Batman, pues su
nombre nunca apareció al lado del de Kane en los créditos. No solo
escribió los mejores guiones de Batman durante años, sino que realizó
importantes contribuciones para su apariencia: sugirió se cambiaran las alas
de murciélago dibujadas originalmente por una capa de bordes angulosos,
además decidió que luciría mejor dejar los ojos del personaje en blanco
detrás de su máscara. También proporcionó el nombre de su alter ego: Bruce Wayne. La similitud con el
nombre del artista no es coincidencia, pues Finger se percató que Kane
dibujaba al personaje basándose en su propia apariencia (o la que deseaba
fuera su apariencia) y ambos tenían hábitos nocturnos de trabajo. Al igual que Superman y
otros de sus antecesores, Batman era
un sujeto ordinario durante el día y un combatiente del crimen durante las
noches. No tendría superpoderes o capacidades sobrehumanas, sino habilidades
excepcionales provenientes de una autoeducación científica y atlética
facilitada por el goce de una herencia millonaria. Su Ciudad Gótica, al contrario del Metropolis de Superman,
era una urbe más oscura y problemática que era el blanco constante de una
gran variedad de villanos. El resultado final fue un personaje muy interesante, y Vincent
Sullivan decidió publicarlo, convirtiéndose en uno de los editores más
astutos de la historia de los medios impresos. De este modo Batman, conocido en sus primeros
números como The Bat-man,
incursionó por primera vez en la noche en la revista Detective Comics No. 27, en mayo de 1939. Desde su primera aventura titulada El Caso del Sindicato Químico, quedó bien establecido el tono
oscuro del personaje. Batman era un
vigilante sombrío de métodos poco ortodoxos, que operaba al margen de la ley.
Sus enemigos, comúnmente gangsters y otros delincuentes, tenían la extraña
tendencia a caer de las azoteas, o morir en incendios, y aunque Batman nunca era responsable directo
de esto, no mostraba remordimientos. Incluso en sus primeros días se permitió
portar una pistola en su cinturón, que utilizó para aniquilar a unos vampiros
en una aventura en Hungría. El arma fue inmediatamente suprimida por las
implicaciones negativas que podía tener entre sus lectores. Kane y Finger evolucionaron significativamente en el proceso. Sus
historias se convirtieron paulatinamente en elaboradas tramas de misterio,
visualmente espectaculares, cargadas de elementos y situaciones extraídas de
la literatura pulp. Pero algo
faltaba. Fue así como ambos urdieron la más famosa e increíble historia de Batman, publicada en dos paneles de Detective Comics No. 33 (noviembre de
1939). Habían decidido darle un origen. Idearon a Bruce Wayne a partir de los 8 años de
edad. El pequeño Bruce asistió al
cine a ver La marca del Zorro con
sus acaudalados padres el Dr. Thomas
Wayne y su esposa Martha. Al
salir son sorprendidos en un oscuro callejón por un ladrón (identificado años
más tarde como Joe Chill) con
pistola en mano. Al resistirse al asalto, los padres de Bruce son
acribillados por el delincuente, mientras Bruce
contempla la escena aterrorizado. El delincuente huye mientras el niño
solloza sobre los cadáveres. Bruce crece bajo la custodia del fiel mayordomo de la familia Alfred Pennyworth (y la trabajadora
social Leslie Thompkins, en una
adición posterior al mito). Estudia criminología, psicología, ciencias,
acrobacia y artes marciales. Se convierte a sí mismo en un instrumento
supremo de justicia: luchador, experto forense, amo de los disfraces y
artista de las fugas a la altura de Harry Houdini. Al cumplir los 18 años
utiliza su fortuna para viajar alrededor del mundo, en busca de quienes le
pudieran enseñar cómo combatir al crimen. Al regresar años después a Ciudad Gótica, se da cuenta que sus
habilidades no son suficientes. Es así como sucede este famoso momento: Un hombre joven, bien parecido, vestido con una elegante chaqueta,
cavila recorriendo las amplias habitaciones de su mansión ancestral, mientras
las nubes ocultan a medias la luna. El individuo musita. “Los
delincuentes son un grupo supersticioso y cobarde, de manera que mi disfraz
debe ser capaz de aterrorizarlos. Debe representar a una criatura nocturna,
terrible, siniestra”. Se
escucha de pronto un estruendo, a la vez que se abre una ventana. Entra
entonces volando un enorme murciélago en la habitación. “¡Un presagio! ¡Eso
es!”, se entusiasma. “Me convertiré en un murciélago”. Confecciona así un disfraz gris y azul oscuro, con una
capa y una media máscara en forma de murciélago. Su misión cobra entonces un
nuevo sentido. Al poco tiempo los delincuentes comenzaron a correr la voz
sobre un ser terrible que los estaba acechando, conocido solo como The Bat-man. En su cruzada nocturna contra la corrupción y el
delito, Batman encontró numerosos
aliados que comparten su pasión por la justicia, como el teniente de policía James Gordon, quien eventualmente se
convertiría en el Comisionado de Policía de Ciudad Gótica. Sin embargo la incorporación de Robin, el Muchacho Maravilla a la historia representó una notable
alteración. No solo capturó a innumerables niños lectores que se
identificaban con el joven héroe (Robin
era el niño que de pronto podía ayudar a su héroe adulto), sino que elevó
casi al doble las ventas de la publicación. Convirtió así al llamado side-kick, o compañero, en un
personaje obligatorio para prácticamente todos los superhéroes posteriores.
Creado por Bill Finger como respuesta a su frustración por la soledad de Batman (el héroe no tenía a nadie con
quien hablar y compartir su interioridad), Robin era Dick Grayson,
y era hijo de artistas circenses que mueren en un accidente ocasionado por el
criminal Tony Zucco, que pretendía
vender protección al dueño del circo. Bruce
Wayne es testigo de esto y ve su tragedia personal reflejada en el rostro
del muchacho. “Creo que tú y yo somos
víctimas de un problema similar”, le dice, y decide tomarlo bajo su
protección. Gracias a sus dotes acrobáticos, Dick fue fácilmente entrenado. Pronto obtuvo el colorido disfraz
rojo, verde y amarillo y se convirtió en el compañero de lucha del Detective
Oscuro. La década de los 40´s fue fructífera para el Dúo Dinámico. El estallido de la 2ª.
Guerra Mundial significó un auge para la industria editorial: los cómics eran
un medio de evasión para niños y adultos. La necesidad de la figura heroica
tuvo una especial resonancia en los tiempos de guerra. Los superhéroes se
convirtieron en emblemas de esta época, eran los detentores de la justicia y
los ideales de libertad nacional. Mientras otros héroes se marcharon a Europa
para combatir a la amenaza Nazi, Batman
y Robin se quedaron en casa para
defender a la nación de los enemigos domésticos (los habituales gangsters y
delincuentes, contrabandistas, espías, etc.) además de una colorida galería
de psicópatas y mentes criminales. Entre estos sobresalen El Guasón, Gaúbela, El Pingüino y Dos Caras. También se comienzan a
introducir los diversos dispositivos que habrían de facilitar su cruzada
nocturna (baticuerdas, batarangs, batisolventes, etc.) y que llevan consigo
en los ingeniosos cinturones indispensables para sus correrías. También se
presentan los diversos vehículos con los que habrían de desplazarse en
cualquier terreno, siendo el famoso Batimovil
el más popular. Todo este impresionante arsenal se encuentra resguardado en
su base de operaciones, la mítica Baticueva,
ubicada en las entrañas de la mansión Wayne
y que está equipada con la más alta tecnología para el combate del crimen. También la década de los cuarentas marca el ingreso del
personaje a la radio y el cine. En 1943 se estrenó el serial cinematográfico
de 15 episodios titulado Batman,
producidos por Columbia Pictures y dirigido por Lambert Hyllier. Narraba la
lucha de Batman (Lewis Wilson) y Robin (Douglas Croft) contra el
malvado Dr. Daka, un científico
nazi que podía convertir a los hombres en zombis. Un segundo serial, de
idéntica estructura y producción, fue realizado por Spencer Bennet en 1949,
con una intriga predominantemente policíaca. Los actores cambiaban: Batman era Robert Lowery y Robin era John Duncan. A principios de los cincuentas las historias del cómic
habían excedido su contenido violento y gráficamente explícito. Es así como
surge el más grande villano de la historia del cómic. Y no era El Guasón, Lex Luthor o el Dr. Octopus,
sino un hombre de carne y hueso, el Dr. Frederic Wertham, un psicólogo que
publica en 1954 un libro titulado The
seduction of the innocent, donde aseguraba que los cómics ejercían una
influencia negativa entre los niños y jóvenes, estimulando fantasías de
violencia sádica, practicas homosexuales y propiciando la delincuencia
juvenil. De tal suerte el Senado norteamericano impuso un Código de Censura
que pretendía purgar toda la violencia de la industria del cómic. Como
resultado las historias de Batman,
y todos sus colegas, se convirtieron en un vehículo de promoción del correcto
american way of life. Para 1964 los efectos del Código de Censura comienza a
disiparse y Batman retoma su
tratamiento sombrío y majestuoso, gracias a la visión del dibujante Carmine
Infantino. Es en esta época cuando el editor Julius Schwartz decide encerrar
el símbolo del murciélago en un óvalo amarillo, convirtiéndose así en su
emblema oficial, hoy por todos conocido. Lo que pocos sospechaban es que la
televisión se disponía a desviar el concepto dramático del héroe hacia un
clima de comedia. El 12 de enero de 1966 se estrenó en la cadena ABC el
primero de una serie de programas de televisión de 25 minutos, en grandioso
technicolor, que se extendería a 120 capítulos hasta su conclusión el 14 de
marzo de 1968, y que desprendería un largometraje dirigido por Leslie H.
Martinson. El enfoque de los productores, William Dozier y 20th Century Fox, así como el del
supervisor de sus guiones Lorenzo Semple, Jr., era irónicamente camp. Batman se convirtió entonces en un personaje de vodevil. Sus
escenas de acción, tremendamente divertidas, eran adornadas por onomatopeyas
que se sobre imponían en las imágenes. Por si fuera poco el programa estaba
plagado de bromas, voluntarias e involuntarias. La sorpresa de los televidentes se convirtió en una
exitosa estela de carcajadas. El tema musical de la serie, compuesto por Neal
Hefti, se colocó en los primeros lugares de popularidad. Todo creó una
frenética batimanía colectiva. En
el medio del espectáculo hubo una pugna por aparecer en la serie. En esta
desfilaron estrellas de la talla de Jill St. John, George Sanders, Ann
Baxter, Julie Newmar, Van Johnson, Shelley Winters, Vincent Price, Frank
Gorshin, Carolyn Jones, Michael Rennie, Bruce Lee, Sammy Davis Jr., John
Astin, Joan Collins, Liberace, Ida Lupino, Ethel Merman, Eartha Kitt, Cesar
Romero, Burguess Meredith, Zsa Zsa Gabor, Roddie McDowall, Victor Buono y un
larguísimo etcétera. Los roles principales correspondían a Adam West como Batman, Burt Ward como Robin y Alan Napier como el fiel
mayordomo Alfred. Otra propuesta televisiva
surge en 1966 con la serie de dibujos animados The adventures of Batman, difundida por la CBS, y a partir de
1973 con la serie Super Friends
producida por la Hanna-Barbera. En 1978 los productores Don Christensen, Lou
Scheimer y Norm Prescott lanzarían The
new adventures of Batman para la CBS, las voces de los protagonistas eran
suministradas por Adam West y Burt Ward. A principios de la década de
los setentas llega una nueva administración a DC Comics y se toma la decisión
de actualizar a sus personajes. El escritor Dennis O´Neil y el dibujante Neal
Adams unieron fuerzas para borrar la imagen cómica que Batman había
tenido durante varios años, con el afán de devolverle el carácter mítico y
oscuro que originalmente tenía. En esta nueva etapa Batman se ha
separado del Joven Maravilla, quien ha crecido e ingresa a la
Universidad de Hudson, donde comienza a preocuparse por problemas de índole
social como los movimientos estudiantiles, la pobreza, el racismo, la
drogadicción, el terrorismo, etc. Estos eran los nuevos enemigos a vencer, y
a veces la victoria era imposible. Años más tarde Dick Grayson, ya
convertido en un hombre y un experto combatiente del crimen, desecha su colorido
disfraz y asume la personalidad de Nigthwing. En la década de los
ochenta aparecerá un segundo Robin, el problemático chico de la calle Jason
Todd, quien morirá mas tarde a manos del Guasón por el rechazo que
tuvo entre el público, y en los noventas será Tim Drake quien asumirá
el rol del colorido compañero de Batman. En 1978 sucede un
acontecimiento cinematográfico que va a influir decisivamente en la
concepción de la cinta que nos atañe. Warner Bros. encomienda al director
Richard Donner la realización de una adaptación de las aventuras de Superman
para la pantalla grande. Con un guión atribuido a Mario Puzo (escrito
realmente por Tom Mankiewicz, quien recibió un crédito como asesor), la
actuación de Christopher Reeve como el paladín de Metropolis, y el
sólido soporte actoral de figuras como el recientemente fallecido Marlon
Brando, Gene Hackman y Margot Kidder, la película de convirtió en un
verdadero suceso de taquilla, inspirando una franquicia que en los ochenta se
extendería a 4 películas. Era inminente que Batman siguiera estos
pasos. Los derechos del personaje de cómics creado por Bob
Kane habían sido comprados a DC Comics en 1979 por los productores Benjamin
Melkiner y Michael Uslan, quienes contrataron a Tom Mankiewicz para escribir
una historia enfocada en el origen del Caballero Oscuro. Eventualmente,
Melkiner y Uslan delegaron la producción de la cinta a Peter Guber y John
Peters, quienes a principios de los ochentas contemplaron a un sinfín de
cineastas para dirigirla, incluyendo a Joe Dante y Ivan Reitman. La idea se mantendría en progreso hasta
encontrarse un guión adecuado. Después del éxito de La Gran aventura de Pee-Wee el proyecto, desarrollado por la
Warner Brothers, fue ofrecido a Tim Burton. De hecho Burton fue aprobado hasta que los productores
observaron el éxito en taquilla de su segundo largometraje, Beetlejuice, estrenado en 1988. La
productora de Frankenweenie, Julie
Hickson, escribió un tratamiento de treinta páginas antes de que Burton
convocara a Sam Hamm, un guionista aficionado a las historietas con solo una
cinta en su haber, Never Cry Wolf. Hamm y Burton concibieron una historia oscura, sórdida
y profundamente psicológica para el Cruzado Encapotado. Al igual que
Mankiewicz lo hiciera en su primer guión, decidieron enfrentar al héroe al Guasón, pero en una Ciudad Gótica tenebrosa, salida casi
del infierno, opuesta a la colorida urbe retratada en la serie televisiva de
los sesentas. Burton buscaba regresar a la idea original de Bob Kane de los
años cuarenta. Un factor determinante para que los estudios Warner aceptaran
esta visión oscura fue el éxito que la novela gráfica tuvo a mitad de la
década de los ochenta, originado en gran medida por un renovado interés por
Batman promovido por el artista Frank Miller y a su obra The Dark Knigth retuns, una novela gráfica que exploraba la
faceta más oscura de la psique del héroe. También fue importante la labor del escritor Alan Moore
con su historia The Killing Joke,
en la que el enmascarado enfrentaba al Guasón. Burton no era un gran aficionado a los comics, pero
desde pequeño adoró la imagen de Batman
y el Guasón. Ambos son personajes
completamente burtonianos: seres marginales con personalidades divididas, es
decir, con un lado luminoso y uno oscuro. Su cinta sería el duelo de dos
fenómenos, la lucha de dos seres desfigurados física y psicológicamente. La noticia de que Jack Nicholson fue seleccionado para
interpretar al Guasón fue recibida
con una aceptación unánime entre los fans del personaje. Otros notorios
candidatos fueron Tim Curry y Robin Williams. El mismo Bob Kane visualizó a
Nicholson como el payaso rey del crimen durante años. El dos veces ganador del Oscar ya había trabajado con
Peters y Guber en la comedia demoníaca Las
Brujas de Eastwick, en 1987. Fue durante el rodaje cuando le propusieron
interpretar el papel del Guasón.
Nicholson recuerda una charla con los productores a las tres de la mañana, en
la víspera de la filmación de la escena climática en la iglesia, donde es
embrujado por sus encantadoras co protagonistas y vomita sobre todo el mundo.
Cuando Peters hizo la oferta, el actor exclamó indignado “¡Estás loco? Aquí estoy interpretando al
diablo y enfureciendo a todas las mujeres. ¿Quieres arruinarme la carrera?”.
Pero después de discutir varias semanas, Nicholson comenzó a considerar las
posibilidades del personaje. Con el estímulo de un jugoso sueldo de 6
millones de dólares más regalías por la mercadería, aceptó finalmente. Hoy en
día muchos críticos coinciden en que la poderosa actuación de Nicholson es
uno de los pilares del éxito de la cinta. El apellido su alter ego, Jack Napier, fue un homenaje al actor
Alan Napier, quien interpretó a Alfred
en la serie de televisión de los años 60´s. Él murió dos meses antes de
iniciar la filmación. Sin embargo, la designación de Michael Keaton para dar
vida a Bruce Wayne/Batman causó una
controversia sin precedentes. Fue John Peters el primero en sugerirlo para el
papel. Otro fuerte candidato fue Bill Murray. Keaton era un comediante poco
conocido que había hecho algunas cintas (Mr.
Mom, Johny Dangerously y el
drama competente Clean and Sober)
antes de que Burton lo eligiera para caracterizar al neurótico y delirante
fantasma Beetlejuice. Al poco
tiempo unas 50 mil cartas fueron recibidas en los estudios Warner protestando
por esta elección. Pero eso no fue todo. Fans indignados comenzaron a colocar
carteles ofensivos en las convenciones de comics, mientras el Wall Street
Jounal cubría esta crisis en primera plana. Un aficionado ofendido escribió
al diario Los Angeles Times que “al
convocar a un payaso, Warner Bros. y Tim Burton han defecado sobre la
historia de Batman. Incluso Adam West, quien ridiculizó al personaje en los
sesentas, sería una mejor elección que Keaton”. Curiosamente, el veterano
West inició una campaña proponiéndose a sí mismo para reencarnar al héroe,
criticando severamente la elección de su reemplazo. Otro golpe para los
indignados fans fue el rediseño del disfraz de Batman, a cargo del diseñador de vestuario Bob Ringwood, quien
cambió los colores azul y gris por el negro e incorporó una coraza similar a
la musculatura. El peso del disfraz era de 90 libras y estaba fabricado con
látex negro. Burton recuerda haber asistido a una convención de cómics en su
adolescencia, en los días previos al estreno de Superman, y haber visto como una persona de Warner era
virtualmente destrozada por los aficionados. Fue cuando comprendió la
intensidad de la pasión de los aficionados a la historieta. Burton tenía intenciones bien calculadas al seleccionar
a Keaton. No intentaba revivir el espíritu camp de la vieja serie, de la que se declaró un fiel admirador en
su infancia. El pensaba que los héroes del cómic, altos, fuertes, de aspecto
similar a Arnold Schwarzenegger no tendrían necesidad de ponerse un disfraz
de murciélago por ser en sí portentos físicos, intimidantes para quien se les
enfrentase. En cambio un sujeto normal ofrecería todas las ventajas
dramáticas de la transformación, el se disfrazaría porque lo necesita para su
cruzada. Adicionalmente, no pensaba dar un tratamiento luminoso a la historia
de Batman, como lo hiciera Richard
Donner en Superman. De hecho el
primer guión de Mankiewicz era peligrosamente similar a la historia del
último hijo de Kripton, solo había
cambiado nombres y situaciones. Al leerlo, el mismo Burton lo encontró
aterrador. No capturaba la esencia sombría y trágica de personaje. La controversia puso nerviosos a los ejecutivos del estudio, pero
cuando vieron las primeras pruebas de vestuario de Keaton, y la intensidad de
su mirada tras la máscara, los temores se disiparon. El guión de Hamm contemplaba también una historia de amor. El interés
amoroso del protagonista y su adversario sería la fotógrafa Vicki Vale, un personaje que apareció
en el cómic de 1948 a 1963 y luego fue desechado. Para este papel Peters
contrató a la actriz Sean Young, quien estelarizó junto a Kevin Costner el
drama militar Sin Salida, pero ésta
se lesionó al comenzar la filmación, mientras rodaba una escena
(posteriormente suprimida del guión) donde montaba a caballo con Bruce Wayne. Fue así como Kim
Basinger, popular por sus escenas eróticas en la cinta 9 1/2 semanas y hoy ganadora de un Oscar, vino al rescate. En la
cinta Vicki Vale trata de descubrir
la identidad del Hombre Murciélago de Ciudad
Gótica, y aunque ha sido fotógrafa de Vogue y Cosmopolitan ostenta
credenciales que la califican para semejante proeza: ella documentó
visualmente el conflicto bélico del imaginario país Corto Maltese, lugar que menciona Frank Miller en su Dark Knigth Returns y es un homenaje a
un importante y emblemático cómic creado por el artista italiano Hugo Pratt. El resto del reparto está conformado por Michael Gough,
antigua estrella de la Hammer films
que sería nuevamente convocado por Burton en su fábula oscura La leyenda del Jinete sin cabeza, en
el papel del mayordomo Alfred
Pennyworth; Pat Hingle como el Comisionado de Policía James Gordon;
Robert Wuhl como el reportero Alexander
Knox (que originalmente iba a morir en la escena climática del desfile);
Billy Dee Williams, mejor conocido como el tahúr reformado Lando Calrissian en la saga de La Guerra de las Galaxias, como el
Fiscal de Distrito Harvey Dent (que
posteriormente se convertirá en el psicópata desfigurado Dos Caras. Curiosamente en la tercera entrega el rol sería
interpretado ridículamente por Tommy Lee Jones); Jack Palance, aunque ustedes
no lo crean, como el Jefe de la Mafia Carl
Grissom y Jerry Hall, ex esposa del rockero Mick Jagger, como Alicia. El mismo Burton hace una
pequeña actuación como un secuaz del Guasón
en la escena del museo. Como dato curioso, en el planteamiento original del
guión aparecía Robin, el Joven Maravilla. En la escena del desfile, él
y sus padres los Voladores Grayson
ejecutarían un acto de acrobacia, entonces el Guasón les dispararía ocasionándoles la muerte; al final del
guión, Robin haría su primera
incursión en la noche. Pero afortunadamente su presencia fue suprimida por
Burton por desear centrar la atención de la cinta en los primeros años de
carrera de Batman. Batman fue filmada en los Estudios Pinewood de Inglaterra (y en algunos
exteriores como la Mansión Knebworth, en Hertfordshire), durante el invierno
de 1988 a 1989, en un set que requirió la inversión de 5.5 millones de
dólares para recrear la visión de Sam Hamm de una Ciudad Gótica infernal, con grandes reminiscencias a la
terrorífica ciudad de Los Angeles de Bladerunner.
El responsable fue el diseñador de producción Anton Furst, quien previamente
había trabajado en The Company of
Wolves de Neil Jordan y en Full Metal
Jacket de Stanley Kubrick, y a quien Burton trató de convocar para Beetlejuice. Filmar en Londres tuvo
dos ventajas para Burton: primero, construir su propia Ciudad Gótica, pues no quería recurrir a locaciones de Nueva York
o Chicago, las ciudades más viables para evocarla, y segundo, alejarse todo
lo que le fuera posible de las controversias. A pesar de la
fe inicial que Warner tenía en el guión de Hamm, fue retrabajado por otros
dos escritores: Warren Skaaren, que ya había hecho Beetlejuice para Burton y Charles McKeown, co-escritor con Terry
Gilliam de Las aventuras del Barón
Munchausen, requiriendo además modificaciones durante la filmación, que
sin duda son el principal defecto de la cinta. Como lo hiciera en La
Gran aventura de Pee-Wee y Beetlejuice,
Burton convocó al compositor Danny Elfman para proveer a Batman de una
partitura oscura. En esta ocasión, el álbum de la banda sonora de Elfman fue
complementado por otro del cantante Prince, quien inicialmente había recibido
el encargo de componer una canción para la cinta. Batman se estrenó en los Estados Unidos el 21 de junio de 1989 y se
convirtió en la primera película en romper la cifra de los 100 millones de
dólares en su primeros 10 días de exhibición, recuperando fácilmente los 40
millones de dólares que el estudio invirtió en su producción. No sólo se
convirtió en la cinta más taquillera de 1989, colocándose por encima de otros
populares estrenos, como Indiana Jones
y la última cruzada, Arma Mortal 2, El Karate Kid parte III y Los Cazafantasmas 2 (añadamos a esta
palomera lista La Sociedad de los
Poetas Muertos y el drama ganador del Oscar El Chofer y la Sra. Daisy), con ganancias mundiales que excedían
los 500 millones de dólares, sino que se convirtió en un fenómeno
mercadológico y cultural como nunca se había suscitado antes. El símbolo y
personajes de Batman se imprimió en todo tipo de artículos, desde
tarjetas coleccionables hasta ropa interior. Hasta el estreno de Jurassic Park en 1993 permaneció como
el parámetro para juzgar el éxito en taquilla. Además, cimentó el camino para
la fiebre de adaptaciones cinematográficas de personajes de cómic que tuvo
auge durante los noventa y de la actualidad. Batman le mereció un Oscar a Anton Furst por el diseño de la producción,
pero fue fuertemente criticada por ser demasiado oscura. Furst murió en 1991
al caer de un edificio en Los Angeles, incidente que fue declarado como
suicidio por las autoridades. Por otra parte, la partitura de Danny Elfman
fue ganadora de un premio Grammy. El éxito de Batman propició en 1992 el
lanzamiento de una nueva serie animada creada por Bruce Timm y Eric Radomsky
(ganadora del Premio Emmy) y una secuela, también dirigida por Burton, Batman
regresa. Considerada una cinta más oscura y personal por muchos,
significó la salida de Burton de la franquicia. Asumió el rol de productor
ejecutivo para la tercer y cuarta entrega (de cuyos nombres no quiero
acordarme) y fue reemplazado por Joel Schumacher, quien destruyó por completo
la magia del universo que se había edificado en torno al justiciero (aún
tengo pesadillas con Jim Carrey como El Acertjo y con Arnold
Schwarzennegger como el villano Mr. Freeze, con pantuflitas de oso
polar). La opinión de la crítica se divide respecto a la calidad
del tercer largometraje de Tim Burton. Mientras la revista Rolling Stone y el
New York Times la calificaron como un clásico y alabaron la actuación de Jack
Nicholson, muchos otros medios consideraron que era dispareja al centrar su
atención en el villano y no en el personaje protagónico. Batman
definitivamente es un blockbuster movie, un espectáculo
cinematográfico, y cumple plenamente con la intención primordial del cine:
maravillarnos, transportándonos a mundos imaginarios, capturar nuestra imaginación
y nuestra capacidad de asombro. ¿Porqué recordar a Batman y a Tim Burton? Burton
es decididamente uno de los cineastas más ingeniosos de nuestra era. Su obra
en conjunto es un estupendo cuerpo de trabajo cinematográfico. Sólido y
consistente en sus temas (la marginalidad, la soledad, lo extraño, la
dualidad de la condición humana, la belleza interior y los límites que
establece la sociedad), personajes, actores (al igual que Almodóvar, podemos
identificar a los Chicos Burton, entre los que se encuentran Johnny
Depp, Danny de Vito, Jack Nicholson, su antigua pareja Lisa Marie, Jeffrey
Jones, Michael Keaton, etc.), ambientes, técnica narrativa y estilo, reúne
los elementos para ser calificado como cine de autor. Con la debida
distancia, el cine de Burton no es distinto al de Buñuel o de Kubrick. Muchos
críticos han acotado el termino burtoniano. Lo curioso es que sus
películas pueden inscribirse en el ámbito de las grandes producciones
hollywoodenses. El arte no está divorciado de lo comercial. Respecto a Batman creo que es uno de los más
importantes personajes de ficción de los últimos tiempos, a la altura de Sherlock
Holmes. Batman es interesante por ser un héroe de carne y hueso,
con el que podemos sentirnos plenamente identificados. Es un ser torturado,
como muchos de nosotros. Él, junto con Spiderman, posee uno de los más
terribles motivos para su heroísmo: el remordimiento. A diferencia del
arácnido, Batman no fue mordido accidentalmente por un animal
radioactivo. Él se forjó por voluntad propia. Sin embargo su heroicidad es
una suerte de patología oscura; él no es diferente a los villanos que combate
y demuestra, mejor que ningún otro héroe, que en ocasiones son nuestras
decisiones y la locura las que nos definen. ¿Qué le espera al Hombre Murciélago en el futuro
inmediato? Actualmente se encuentra en filmación Batman begins,
dirigida por Christopher Nolan (Memento). Esta nueva entrega,
planteada como un nuevo comienzo, una especie de precuela, centrará su
atención en los primeros días de la lucha de Batman. Cuenta de entrada
con un reparto sobresaliente: Christian Bale como Bruce Wayne/Batman,
Michael Caine como Alfred, Gary Oldman como Jim Gordon, Morgan
Freeman como Lucius Fox, Liam Neeson como Henri Ducard, Ken
Watanabe como el villano Ra´s al Ghul y Cillyan Murphy como el Dr.
Johnatan Crane, alias El Espantapájaros. La cereza del pastel es
la actriz Katie Holmes. Sólo me resta desearle un feliz cumpleaños al
Murciélago (y de paso al Sr. Burton que está por cumplir 46 años). Hago votos
porque su carrera cinematográfica aún tenga muchas sorpresas reservadas para
nosotros, porque el cine, al igual que los héroes, nos acerca a lo
maravilloso. ____________________ *
Texto íntegro de la conferencia dictada dentro del ciclo Charlas de Café de la
Cineteca Nacional, celebrada junio de 2004. |
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Cadáver exquisito. Todos los derechos reservados.
Próxima actualización, enero de 2006.